Alas de Luna: Bitácora «Tejiendo Alas de Luna»

Por Lisseth Valdiviezo

Tejiendo Alas de Luna 

Estoy sentada frente al mar en Tortuga Bay y, mientras veo pinzones revolotear a mí alrededor, pienso en lo volátiles que son las ideas y cuán efímero es el tiempo. Hace un año sucedió la quinta edición del encuentro de mujeres creadoras Alas de Luna, proyecto que nació del corazón roto de una Lisseth de 24 años que lamía sus heridas creando; crear con los dolores supurando, crear teatro, crear con 10 kilos menos, crear poemas, crear por plata, crear sin plata, crear para salvarme, crear para parchar la tristeza, crear para inspirarme, para revelarme, para reivindicarme, para soñar, para sobrevivir, crear para juntar hermanas, para tejer redes. En ese frenesí creador parí Alas de Luna.

Como buena caprichosa capricornia que soy, quise crear un festival que fuera hecho a mi medida, con mi mirada, con mis deseos, con artistas que a mí me resonaban. Había trabajado en más de 5 festivales organizados por otras personas y aprendí desde cargar maletas de las artistas hasta redactar un oficio para solicitar un auspicio, aprendí el lenguaje técnico de escribir proyectos para luego presentarlos a los dueños del billete, llámese estas instituciones públicas, ONGs, empresas u otros sortilegios. Si corrías con suerte, conseguías las moneditas para hacer posible tu festival, y si estabas salada terminabas poniendo de tu dinero. Pero de que sea hacia, se hacía.

Aprendí las artes de organizar festivales y eso me permitió escribir la primera edición del festival de mujeres. Quise que sea de mujeres porque me tenía harta ver los pocos espacios que existían para que las creadoras visibilicen su trabajo. No sabía que nombre ponerle, quería que tenga la palabra alas porque me evocaba sueños y vuelos. Mi querida amiga Alejandra me dijo y ¿si le pones Alas de luna? No dudé un instante, ese era el nombre definitivo. Tampoco quise limitarlo a un festival de teatro, que era el arte que yo practicaba. Quería tener músicas, poetas, cineastas, bailarinas y más, muuucho más. El capricho de la primera edición culminó bellamente y todas quienes participamos terminamos felices y hermanadas. Entendí que lo que había armado tenía mucho potencial y, por ende, recaía una gran responsabilidad en mis manos.

Para la segunda edición decidí que ya no se llamaría festival sino encuentro, pues una de las cosas que más he criticado de otros festivales es el escaso espacio para compartir entre les artistes; en su gran mayoría, llegas, presentas tu trabajo y te vas. Yo quería en verdad poder nutrirnos las unas de las otras y que se tejan redes reales. El capricho inicial, el corazón roto y todos los demás avatares que motivaron la creación del encuentro transmutaron y metamorfosearon a un nuevo lugar desde el cual me enuncié para seguir construyendo este espacio que ahora forma parte de una de mis razones para existir. La segunda edición del encuentro se realizó en Cuenca y tuvo mayor alcance y compromiso. Ya no había marcha atrás, estaba enamorada hasta las patas de esta idea. En el 2017 se da un punto de giro en mi vida, me mudé a vivir a Galápagos y por supuesto que no viajé sola. Como copilotos de la travesía iban ahí mis sueños amarraditos a mi corazón. Planteé hacer el encuentro en Las Islas encantadas mi nueva casa y todo fluyó de una manera tan orgánica que parecía obra del inminente destino que esa semilla germine en aquella locación. ¡Y vaya que locación!

Ya son 3 ediciones del encuentro Alas de Luna las que se han hecho aquí justo donde ahora miro los pinzones volar.

Han venido más de 50 artistas de diversos lugares de Ecuador y ahora del mundo. Actualmente, estoy a puertas de la 6ta edición. Este año ha sido mucho más complejo de realizar que otros años y me está costando muelas que todo esté bajo control. En 3 días llegan las artistas y comienza la magia. He tenido muchas reuniones, he dejado decenas de oficios, he tocado muchas puertas y a veces me da rabia que, siendo ya varias ediciones, aún resulté tan complejo. La gestión cultural jamás ha sido un camino fácil pero de terca y apasionada aquí sigo. Tengo una corazonada: finalmente todo saldrá bien y el encuentro culminará con éxito, mucho más fortalecido y maduro.

Noviembre es un mes muy importante para el mundo (o eso quisiera creer). El 25 de noviembre se conmemora el día mundial contra la violencia hacia las mujeres, y el encuentro está enmarcado dentro de este contexto. Entiendo más que nunca la poderosísima herramienta de transformación social que es el arte y guardo la esperanza de que las diversas muestras artísticas, junto a los valiosísimos talleres que traen las artistas, calaran en el alma de la comunidad galapagueña. La historia nos dará la razón o la discrepancia.

Por ahora continuaré trabajando en dar lo mejor de mi para que estas alas de Luna sigan aleteando hasta cuando deba de ser.

 

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