Karla M. Salazar G.
Hay canciones-bálsamo, canciones-medicina. Canciones que traen consigo la fortuna de un encuentro íntimo con el mundo de las emociones. Hay un efecto sanador en cuanto las escuchas, porque las canciones honestas revelan una verdad que no siempre se logra verbalizar, pero que, por fortuna, dan ese paso por nosotras, y nos salvan. Canciones-salvavidas.
Existe algo invaluable en poder presenciar la música en vivo. No se compara con elegir una canción en alguna plataforma digital y escucharla hasta la saciedad. Se trata más bien de una serie de acciones que deben ocurrir para este fin. En lo personal, es de esa clase de actividades que son capaces de arrancarme de lo mundano y conducirme por lugares inciertos, a vivir situaciones inciertas (esta declaración es tan real como metafórica) hasta llegar al destino planeado: un concierto. Creo que presenciar el arte sucediendo frente a nuestros ojos es algo por lo que vale la pena incomodarse y salirse un instante de lo habitual.
El pasado 4 y 5 de septiembre, la capital del Ecuador contó con la presencia de una de las voces más frescas y potentes de la música latinoamericana contemporánea: Silvana Estrada. El evento se llevó a cabo en el Teatro Sucre, ubicado en el centro histórico de la ciudad de Quito. Su actual aspecto evidencia el esfuerzo detrás del cuidado y preservación de su valiosa arquitectura. Ingresar en este espacio se siente como cumplir el sueño de viajar en el tiempo y ver lo que otros vieron, sintieron, escucharon.
Silvana Estrada Beverido (1997) es una cantautora1 y compositora mexicana, nacida en Coatepec, tierra donde florecen las orquídeas y brotan matas de café. Creció en un hogar en su totalidad habitado por la música debido al oficio de sus padres: la lutería. La lutería o laudería es una profesión que consiste en la elaboración y mantenimiento de instrumentos musicales especialmente de cuerda, aspecto que, sin lugar a dudas, resultó de gran influencia para que años más tarde se dedicara de lleno al canto y la composición.
Es inevitable no encontrar la influencia de las grandes de la música latinoamericana en sus canciones que aúnan una lírica impecable y que, al ser combinadas con melodías propias del indie-folk, alternativa y de géneros propios de acá, se obtiene un repertorio fresco, dinámico y a la vez familiar por toda esta fusión de elementos clave. Cuando escucho a Silvana escucho la voz de Soledad Bravo aún latente en estos tiempos. Cuando escucho a Silvana escucho la potencia de Mercedes Sosa cantando a la vida y al dolor. Mujeres-pilares. Mujeres-raíz.
Volviendo al concierto, Silvana Estrada está en escena, rodeada de distintos instrumentos, lo que da cuenta del enorme espectro de géneros y ritmos con los que trabaja, entre ellos se puede observar un piano de cola, un par de guitarras, la una no tan distinta de la otra, y pienso en la guitarra española y la guitarra acústica, o la clásica. También observo un instrumento pequeñito similar a un ukelele, y recuerdo que Silvana ha hablado en entrevistas sobre el cuatro venezolano, en cómo este encuentro marcó un antes y un después en su música y se ha vuelto pieza clave. No conozco la historia ni la materialidad de los instrumentos, pero tiene sentido una vez que los escuchas conjugándose en armonía en sus canciones.
Una luz oblicua pequeñita desciende sobre su cuerpo y me da la impresión de que se trata de una obra de teatro. No es solo música, es una historia que se cuenta a través de las palabras, los silencios, las melodías, las luces y también la oscuridad. Únicamente ella habita el escenario. Se bate sola entre el tiempo, y la reconozco poderosa y audaz porque todas las miradas impasibles, la mía también, esperan irse a su casa con algo más de lo que llegaron. Lo cierto es que esa noche de septiembre, todos también dejamos algo de nosotros. El llanto que iba a tono con su voz mientras cantaba Si Me Matan o los pedidos de canciones que se gritaban en cuanto llegaba el silencio. Las risas que surgían cuando Silvana se disculpaba por su gripe y la repercusión de la misma en su voz, lo que ocurría es que inmediatamente se producía el clamor del público para reafirmar que sonaba maravillosamente bien. Ahí entraban las risas de todos, de ella, de mí. Era una realidad alterna a lo que sucede ahí afuera en el mundo. Aquí se hablaba de amor, de justicia, de paz, de tristeza. Todos compartíamos un mismo lenguaje, todos queríamos lo mismo: descansar el miedo un instante y sentir. Solo sentir.
Haber tenido la oportunidad de contemplar este espectáculo el último día de sus dos funciones fue algo magnífico. Considero que hay una gran diferencia entre los conciertos que se llevan a cabo en exteriores como estadios y explanadas, y los que tienen lugar en teatros como este, puesto que en estos, la atmósfera entrañable que se edifica, coincide con la comodidad y la belleza del espacio, y esto es algo que se agradece.
Si bien el género y estilo de música pueden ser un factor para decidir el espacio para un concierto, sin lugar a dudas este tipo de formato necesita un sitio como el Teatro Sucre. Una muestra de esto fue el concierto de Jorge Drexler en 2023, efectuado en el Teatro Sánchez Aguilar de Samborondón, otra experiencia gratificante en todo sentido. Creo firmemente en el rescate de estos espacios que están pensados para un disfrute minucioso del arte, en especial de este tipo de músicos que hacen un trabajo tan delicado y que requieren una escucha atenta y sensible.
El repertorio de Silvana Estrada consta de una serie de sencillos, varios EP: Primeras Canciones (2018) y Abrazo (2022) y dos álbumes: Lo Sagrado (2017) y Marchita (2022). Hay una suerte de azar en el tema de sus lanzamientos. No hay un orden específico sino un esquema orgánico que resulta emocionante de atestiguar pues se desconoce si lo que se viene es un álbum, una colaboración o un cover. Lo cierto es que siempre hay algo nuevo por escuchar.
Recuerdo cuando escuché por primera vez Te Guardo y Sabré Olvidar, canciones insignes hoy por hoy, pero que en aquel entonces tenían poca audiencia. Pensaba en que una letra de esa magnitud solo podría ser entendida a través de un sufrimiento del mismo tamaño. Temía que llegara el día en que comprendiera cada una de sus palabras y armonía. Y el paso del tiempo les dio la razón a sus canciones. Supe que su honestidad hablaba a través suyo y le hablaban a mi sentir. Crecer junto con la música y la literatura es entender que el mismo material te habla distinto conforme pasa la vida. Heráclito dijo que uno no se baña dos veces en el mismo río. Y es cierto, no hay dos lecturas idénticas, ni canciones, ni experiencias.
Una característica en particular de su música es que ha logrado realizar nuevas interpretaciones de canciones de otros artistas, convirtiéndolas en versiones muy suyas. Amor Eterno de Juan Gabriel, Clandestina de Manu Chao, Tom’s Diner de Suzanne Vega son unos cuantos ejemplos del juego de matices que interactúan para dar como resultado adaptaciones más suaves, más sutiles o más rítmicas, dependiendo el arreglo de la canción.
Durante el concierto, Silvana se refirió con especial énfasis a la violencia de género, tema que aborda a través de Si Me Matan, canción perteneciente a su álbum Marchita (2022) y nominada al Latin Grammy por Mejor Canción Cantautor. En esta canción, Estrada expresa su valentía y a la vez deja en evidencia la derrota del sistema en contra de la barbarie, inmóvil y mudo frente a los números de muertes violentas que ascienden cada día en México y en el mundo. Por ello y más, Si Me Matan es un canto de esperanza, de resistencia, de amor y de fe.
En cuanto sonaron los primeros acordes, inmediatamente se escucharon coreos, cantos y sollozos. La atmósfera de un público profundamente tocado por el significado de cada palabra que, aunque habla de la muerte, también habla de la vida, del habitar femenino. Hermana yo te quiero…
El hecho de que una voz como la de Silvana haga eco en cada una de nosotras resulta alentador. Ya sea porque en su música habita el consuelo o el cálido abrazo, el anhelo o la nostalgia pura. Lo cierto es que en ella también habita nuestra voz. Las voces de todas. La lucha de todas.
Aún recuerdo un día de mayo del 2018 cuando escuché una canción sobre el olvido y las distintas formas de sobrellevar el duelo, y aunque las pérdidas son constantes y el tema en cuestión no era/es una novedad, supe de inmediato que ese hallazgo poético-musical contenía algo más que solo letra y melodía. Contenía una potencia que resultaba ser enigmática y magnética, algo distinto a las otras propuestas musicales que había escuchado hasta entonces. Seis años después, quienes seguimos su rastro, sabemos que las semillas de Silvana Estrada ahora traen consigo la primavera.
- Nota para las lectoras: Silvana prefiere el término: cancionera. ↩︎
Referencias
KEXP Podcasts. «El Sonido Podcast – Silvana Estrada: La nueva raíz». Podcast grabado en 2023. Video en Youtube, 42:12. Acceso el 9 de septiembre de 2024.