Por Cristian Euvin

El Principio

Si debiera contar el principio de esta historia, tendría que regresar a otro evento primero: a la celebración por el día del arte en el TCA (Teatro Centro de Arte), el martes 18 de abril de este año. Estábamos todos ahí metidos, los viejos que se repartían sentados sus botellas de vino, los no tan viejos que sapeaban mientras conversaban y buscaban qué hacer, los dinosaurios, de mano engarrotada y cuello blanco, que se sentaban, levantaban y caminaban como si movieran un cuerpo de 13 metros de largo y 4 de alto, cuando en realidad solo miden 1,65. Entre todas esas personas se encontraba también el carismático personaje de la escena local guayaquileña, Sebastián Peralta. Él, antiguo bajista de otra gran banda (Tayos Tayos Tayos), a quien conocemos por Pan de Dulce (Pande, para los amigues), estaba trasteando el piano que conservan esas lagartijas sofisticadas del TCA en la entrada secundaria mientras se robaba las botellas de vino solitarias que dejaban los viejos en descuido. A su lado estaban el Techo (Martín Erazo, el bajista de Lolabúm) y Joao Obando, baterista de Polen. Ellos iban a ser parte de la Banda Dulce el veintiuno de abril en Diva Nicotina.

Sebastián y yo nos saludamos, nos dijimos cualquier cosa que se nos ocurrió en el momento y en seguida nos pusimos a hablar sobre el 21 de abril, fecha en que iniciaba la gira dulce por el lanzamiento de su primer EP “Chequea mi Máquina”. Tour que empezó en Guayaquil el 21 y finalizó en Quito el 28 de abril. Sobre su concierto quedamos en que Yo iba a tener un rol, iba a ser el encargado de… retumbe de tambores… LA PUERTA, y en esta ocasión no me encontré solo, sino que me acompañó Diego Pazos, o como le conocen los que lo ubican por su trabajo de dj, Stepz. La cita fué a las 19h30, para los que formamos parte de este dulce equipo.

Lo que le sigue al principio

 Llega el día del evento. Por mensajes de WhatsApp nos ponemos de acuerdo sobre cómo vestirnos los de la puerta. Acordamos ir vestidos todo de negro pero con swing, con gafas de sol y chaleco. Son las 19h30 y como los contratiempos son reales, y la hora guayaca también; me encuentro solo, con un Diva Nicotina preparándose para la ocasión: gente limpia mesas desenfrenadamente, pasa inciensos en todo el lugar, atraen con el aroma la buena fortuna, manifiestan una noche de casa llena, barren y trapean, ensayan cual obra de teatro las promociones de la noche con sus respectivos precios, Pizza con botella de vino $25 + iva, ahora lo hacen con un tono más grave, PIZZA CON BOTELLA DE VINO $25 + IVA etc. Me reciben bien, me ubican en mi puesto, una silla con mesita frente a la puerta, me dan una pluma, me dan la indicación de retirar maletas en la puerta (avisados están, ya no se puede entrar con mochila a Diva) y pedir siempre la cédula, siempre, sin excepción. El equipo dulce aún no se encuentra listo, pero se encuentra casi listo para estar listo. A las 20h00 llegan las primeras dos personas. Luego llegan las siguientes 20, las siguientes 30, en lista hay unas 77 personas anotadas, y Norman, el dueño de Diva (no sé su nombre completo) babea, piensa, en la gente y en sus posibles consumos dentro del local. A las 20h15 el equipo dulce se encuentra reunido y angustiado, empieza lo bueno. No deja de llegar gente al menos por la siguiente hora y media. Toca Gardenias, la banda de dream punk de André Farra conformada por Adrián Vélez, Carlos Proaño y Alejandro Martinez, quienes abren el evento con unas 50 personas dentro, y dan un show que, al menos desde la puerta, se ve lleno de pasión, con el pogo, los gritos y un divertido cover de la canción de Feid “Feliz Cumpleaños Ferxxo” que tiene a la gente raspando su garganta para gritar “HaCiEnd000 dE TOOOdoOO” llenando el espacio ganandole a la bulla y al silencio.

Sigue llegando gente. En la puerta nos dejan una jarra de cerveza (gracias, Norman) y se presenta La Pham, banda guayaquileña con ya dos años de existir conformada por David Lopez, Juan José Avilés, Juan Carlos Esparza, Jimmy Sáenz de Viteri y Robespierre Bonafont. Agrupación que recién en marzo lanzó su primer Ep “Vacante”. Los que se quedan a verla (pues muchos del público salen a fumar y tripear a la entrada) disfrutan de sus canciones. Algunos recién escuchan a La Pham por primera vez, otros cantan con ellos sus temas “Sauces 6” y “La luz” se ve un público menos alborotado, más tranquilo, parejas abrazadas, gente que limita el movimiento de su cuerpo a nada más un cambio del peso corporal de un pie al otro. De pronto son las 22h45 y está a punto de tocar la banda por la que la gran mayoría se reúne en Diva esta noche.

Pan de dulce, la banda completa, conformada por Sebastián Peralta (guitarra y voz), Valentina Albornoz (teclado y coros), Martín Erazo (bajo) y Joao Obando (que acompaña en esta ocasión con la batería). Ahora sí casi todos adentro de nuevo, ocupan la planta alta de Diva, bailan y pogean en la planta baja, corean a Pan de dulce. El show para muchos de la audiencia, se siente ya como un éxito: la gente bebe, fuma, prende, canta. Yo espío desde la puerta el amor y el uso de sustancias, típico de una noche como esta. El line up ha sido el ideal, Gardenias para la sacadera de chucha, La Pham para enamorarse y Pan de Dulce para divertirse, divertirse como pinte. Tengo la suerte de levantarme al baño, encontrarme a un man jalando coca y salir para escuchar una de las últimas canciones del set de Pan de dulce titulada “solo me derrito”. Es lindo ser parte del público por 3 minutos con 45 segundos. Solo así puedo decirlo. Si comparo el show actual con presentaciones anteriores de la banda, puedo decir que se ve un Pan de dulce más maduro, igual de espontáneo que al inicio, pero con un sonido más sólido, igual de divertido que siempre y, ahora sí, con un grupo más confiado.

Lo que le sigue a lo que le sigue al principio, o sea, el final

El show termina cantándole feliz cumpleaños a alguien del público, y con una última canción, “admin mal llevado”. Cuando termina la gente sale en una columna vertical. Músicos entran y salen apurados con sus equipos, Pande corre de un lado al otro. Yo me quedo sentado como en el principio, espero a que el fin llegue a su fin para poder entregar el efectivo. Se habla de billete, se habla de futuros proyectos, se habla. Qué lindo que es hablar con gente apasionada, este tipo de experiencias solo me dejan sintiendo más respeto por las personas que se encargan de organizar eventos en esta ciudad donde el miedo se apaga cuando uno canta y baila frente a un escenario.

Sobre Pan de Dulce y su chou

Desde que empezó que Pan de Dulce desde empezó el proyecto con la triada Sebastian, Techo y Valentina se ha caracterizado por tener un sonido divertido, unas letras sencillas pero potentes que hablan de lo convencional en la vida de un joven guayaquileño de clase media: “vas subiendo fotos con tu nuevo culo y vas borrando viejas otras en las que aparezco yo, eso sí dolió”. O “ya estamos jueves, es día de vacilar”. Una juntada que dio su primer concierto en una casa en Ceibos un domingo 10 de enero del 2021 y que este año consiguió llevar su gira dulce por Colombia. La puesta en escena de Pan de Dulce siempre ha resaltado por pasar de la música a la comedia como si fuese una especie de show de stand up, como si Sebastian fuese una versión más cariñosa y cálida de Bo Burnham.  La evolución de este grupo es algo que se notó claramente en este último concierto, no solo en lo performativo, sino en la organización del evento, sin problemas, sin muchas pausas entre bandas, todo fluyó, queda claro que en tan solo pocos años Pan de Dulce se ha convertido en la propuesta musical más refrescante y menos aburrida del Guayas y en un referente de la música que se hace en Guayaquil.