Paolo Rossignoli
Los No Fungible Tokens o NFTS son tokens cuya principal característica es que son dispositivos únicos, indivisibles, transferibles y escasos. Los NFT actualmente son usados en el mundo del arte digital. Funciona así: los artistas registran sus obras en el BlockChain y con esto pueden venderlos libremente a quienes ellos quieran, cuando ellos quieran y a cualquier precio. Todas estas acciones son posibles solo con la autorización del autor.
Para entender los NFT primero debemos explicar qué es el BlockChain. El BlockChain es una tecnología que surgió de la necesidad de proteger los activos digitales de las personas en la red. Antes de la llegada de esta tecnología, la información que señalaba que una persona era dueña de algo digital se almacenaba en un solo servidor, lo que no solo limitaba el control sobre la propiedad del dueño de los derechos, sino que exponía esta información a otros peligros como un hackeo al servidor o un apagón. Esto cambió con la llegada de BlockChain que, en pocas palabras, descentralizó estos servidores, por lo que se disminuyó el riesgo de pérdida de la información. Si algo le pasa a uno de estos servidores el resto sigue funcionando y almacena la información requerida para que los activos estén a salvo.
Los NFT funcionan con este tipo de tecnología, por lo que un artista es capaz de registrar su obra digital y esta es almacenada en todos los servidores, donde se reconocerá que él es el dueño y que esa es la obra original. Esto ocasiona que esta obra sea única. Si alguien la quiere consumir tendrá que pagarle al autor lo que este pida. Como con el arte clásico, sobreviene una percepción de escasez el producto artístico, pues al registrarlas se da a entender que solo existe uno de estos productos, lo que ocasiona que su precio aumente exponencialmente y coleccionadores de arte digital estén dispuesto a pagar grandes cantidades de dinero por tener la obra digital en su colección.
Los NFT existen desde hace ya casi una década, sin embargo, alcanzaron gran popularidad mundial gracias al youtuber Logan Paul, quien vendió una colección de cartas de Pokémon por cerca de 5 millones de dólares. Esto causó un gran cambio en la forma en las que personas veían a los NFT y provocó a que grandes figuras públicas crearan sus propios token u obras de arte digital. Esto va desde cantantes de música urbana como Ozuna, hasta deportistas de élite como Lebron James o Cristiano Ronaldo. Este último vendió su NFT por 242.500 Euros. Cabe recalcar que otros de los beneficios de los NFT es que si el dueño actual del este Token de Cristiano Ronaldo, revende la obra a un tercero, el jugador de la Juventus obtendrá un porcentaje de esta venta pues en el sistema se certifica que fue el creador y el dueño original, por ende, le corresponde una parte.
Este gran éxito del arte digital provocó que grandes casas subastadoras de arte se sumaran al proyecto. Una de estas fue Christie’s una casa de subastas fundada de 1766, una de las casas más famosas de arte tradicional. En 2010, por ejemplo, esta subastadora vendió una obra de Picasso por más de 106 millones de dólares. Que CHISTIE’S, una entidad percibida como muy conservadora, se haya sumado al mundo del cryptoarte refleja el potencial de este campo. En el año en curso esta misma casa subastó una obra de arte digital de BEEPLE, un artista norteamericano, por un poco más de 69 millones de dólares, lo que le convirtió en uno de los NFT más caros de la historia y vendido por una subastadora de arte.
Los NFT, sin embargo, tienen varias críticas y retractores. Una de las críticas es el problema de la especulación que se genera en relación al precio de las obras de arte, pues en las ventas de arte tradicional, como en las casas de subastas existe la figura de los tasadores. Si en el campo tradicional se quiere vender la obra de un artista conocido, por ejemplo de Picasso, este tiene que pasar por un agente especializado en el artista para que certificara que la obra era original. Además, este experto le pone el precio en base a un elemento que en los NFT no existe pues en el mundo digital el precio depende del artista o de la subastadora. Esto alimenta la posibilidad de especulación.
Otra crítica es en el área medioambiental, pues el consumo energético que requiere mantener todos estos servidores funcionando es sumamente alta y por ende dañina para el planeta, al contrario del efecto que requiere el arte tradicional que en muchas ocasiones es nulo, hay sectores de la población preocupados de gran manera en este tema.
Cabe recalcar que la mayoría de los casos de éxito en los NFT es porque el o los artistas han logrado crear una narrativa y con ella una comunidad alrededor de sus proyectos. Cuando se hacen conocidos provocan gran interés por lo que en muchas ocasiones sus NFT logran ser vendidos, pues es el artista quien ha logrado ponerse en el centro de las conversaciones y crea así una necesidad en el mercado de tener su token para las colecciones digitales o para sus fans.
Nos queda esperar a ver cómo evoluciona el mercado de las NFT en su vínculo con el mundo del arte. Hay quienes consideran que, en algún sentido, los NFT y el arte digital son exactamente lo mismo, si en la actualidad le preguntas a alguien qué es un NFT este responderá que es una foto, una pintura o una figura digital. En realidad, no lo son y, sin embargo, los NFT son concretamente una tecnología que pareciera asegurar la protección de los derechos de autor y promete convertirse en una gran oportunidad para artistas digitales a la hora de hacer conocer su trabajo. El tema, por supuesto es mucho más complejo.
La llegada de los NFT, en definitiva, supone un cambio radical en el mundo del arte y los derechos de autor. Se trata de una revolución tecnológica que permite registrar como propia o única una pieza de cualquier clase sea pinturas, piezas musicales, obras literarias etc. Esto revitaliza el debate sobre la originalidad de la obra de arte y sobre la relación entre arte y mercado que es necesaria tener en cuenta.
Zia
14 de enero de 2022 — 23:33
Excelente!!