Bajo el eje temático “Narrativas del territorio: memoria y extractivismos”, en la jornada vespertina del segundo día del VII Encuentro Internacional de Investigación en Artes, este martes 3 de octubre, David de los Reyes y Juan Benavides dialogaron acerca de “Arte y diáspora”. En la moderación intervino Yulianela Pérez, directora del Departamento Transversal de la Universidad de las Artes.
Las diásporas, la migración y su relación con las artes centraron el diálogo en la Plaza Pública del MZ14 Centro de Producción e Innovación UArtes. Temas de gran relevancia en la actualidad, ya que la diáspora venezolana, en particular, ha experimentado un aumento significativo debido a la situación política y económica en Venezuela, anotaron los ponentes.
David de los Reyes presentó una investigación enfocada en tres artistas venezolanos en la diáspora: Raimas Suprani, Joseph Mary y Pepe López Reus, y destacó el contexto de la diáspora venezolana, la cual ha ido en aumento desde el inicio del régimen en 1999, con un deterioro constante en la calidad de vida de los venezolanos. Hizo hincapié de migrantes venezolanos y cómo esta diáspora ha afectado a países vecinos, en particular, a Colombia. Se estima, dijo, que alrededor de 8 millones de venezolanos se han desplazado a diferentes partes del mundo, lo que ha tenido un impacto en los países receptores.
Las obras e investigaciones de tres artistas
La presentación comenzó con el trabajo de Raima Suprani, una comunicadora y artista plástica que trabajó durante dos décadas en uno de los periódicos más importantes de Venezuela antes de verse obligada a exiliarse debido a su obra satírica y crítica al gobierno de ese país. Su trabajo se centra en la representación del migrante y la experiencia del exilio, a menudo abordando situaciones de peligro e inseguridad. Raima se ha destacado por su compromiso social y su defensa de los derechos humanos.
El siguiente artista es un experto en arte cibernético y programación, José Luis Pepe López Reus. Su trabajo se centra en el uso creativo de la tecnología, particularmente con el sistema Atari. Combina lo retro con lo progresivo para dar nuevos usos a dispositivos tecnológicos. Su obra incluye intervenciones y proyectos que exploran la relación entre tecnología y sociedad, precisó De los Reyes.
Agregó que el trabajo de López Reus se enfoca en la interacción entre tecnología y sociedad y que la obra “Ataúdes de Cartón” se relaciona con la crisis humanitaria que se vivió en Venezuela en un momento reciente. El artista en mención aborda el impacto de los cambios tecnológicos en la economía y la posibilidad de desempleo masivo, lo que podría llevar a situaciones de pobreza extrema y desafíos éticos.
El tercer artista, Joseph Mary, se centra en la ocupación del espacio físico a través de instalaciones. Su trabajo busca expresar rupturas emocionales y la memoria de la diáspora. Utiliza objetos y artefactos cotidianos para crear nuevas narrativas. Aborda la migración y la diáspora desde una perspectiva visual, enfocándose en reflejar la experiencia de los migrantes en sus diversas fases de desplazamiento y la reconfiguración de la identidad en un contexto de diáspora.
“Necropolítica” y otros conceptos
En “Arte y diáspora” se abordó el concepto de “necropolítica”, el cual hace referencia a la regulación de poblaciones a través de la producción de sujetos desechables. La violencia se ha vuelto estructural en la sociedad. El poder se ejerce a través de la producción de sujetos disponibles y desechables, lo cual se relaciona con temas de control social y resignación ante la violencia.
Tras describir la creciente pobreza en América Latina, se mencionaron problemas como la pérdida de empleos, la informalidad, la inseguridad alimentaria y la interrupción de clases debido a la pandemia; se mencionan las masacres y la violencia que han ocurrido en cárceles en los últimos dos años en el país, destacando la falta de reconocimiento de las víctimas y la indiferencia hacia la existencia de los prisioneros. La idea de “necropoder” se relaciona con la capacidad de decidir quién vive y quién muere, especialmente en el contexto de la migración.
La criminalización de la migración y las protestas lleva a muchas personas a huir de la pobreza y la violencia. Las condiciones de vida no son seguras ni en sus países de origen ni en los lugares de destino, se dijo.
Durante el diálogo surgieron inquietudes, como la planteada por un estudiante con respecto a lo qué se puede hacer ante estas situaciones. La ambigüedad de la vida contemporánea, donde muchas personas se vuelven nómadas y experimentan situaciones de exilio y diáspora, puede llevar a la creatividad y al desarrollo de nuevos conocimientos. El exilio y la diáspora pueden propiciar tanto desafíos como nuevas oportunidades en la vida de las personas; los cuerpos humanos se adaptan a las circunstancias, ya sea en situaciones de migración forzada, búsqueda de educación, turismo u otras razones, se anotó.
También se hizo mención a la preocupación por el crecimiento de la población mundial y la necesidad de abordar la distribución desigual de la riqueza en el planeta. Quién decide quién debe vivir o morir en un mundo superpoblado, se cuestionó, propiciándose un debate acerca de las complejidades de este tema. El diálogo fomentó la reflexión crítica sobre las cuestiones globales contemporáneas y la responsabilidad que todos compartimos en la búsqueda de soluciones más justas y sostenibles para un futuro incierto.
Texto: Eleinn Ewmanothva Rivera Solís, estudiante de la Escuela de Literatura.