Los cien años de cine ecuatoriano son un hito que se celebra con nostalgia y esperanza. En este centenario, recordamos a ‘El Tesoro de Atahualpa’, la primera película ecuatoriana que es un enigma, pues todo se perdió con el paso del tiempo. Una pérdida de esta naturaleza, más que material, representa un vacío en nuestra memoria colectiva. No obstante, esta obra pionera de Augusto San Miguel, estrenada en 1924, marcó el inicio de una industria cinematográfica nacional que, a pesar de los desafíos, ha persistido hasta nuestros días. El documental realizado por Javier Izquierdo nos muestra cómo la pérdida de esta joya fílmica es una herida abierta en la historia del cine ecuatoriano, y a la vez cómo su legado sigue inspirando a nuevas generaciones de cineastas.