Melody Noboa

El concepto de un musical es fascinante. La combinación entre el performance teatral y la melodía en las canciones como una forma de mover la narrativa de una historia es un tipo de arte que me atrevería a decir es infravalorado; puedo contar con los dedos de mis manos los musicales que han recibido tal hype para ser reconocidos fuera de Broadway y sin formar parte de Disney. Entre ellos, algunos títulos de los últimos años como Mean Girls o Heather, cuyos musicales partieron inicialmente de películas bastante conocidas y con fanáticos establecidos, Wicked, compuesta por Stephen Schwartz, quien ya contaba con varios Globos de Oro para cuando la obra salió de la cortina, y Hamilton, idea que Lin Manuel Miranda tuvo en el 2008 mientras se encontraba de vacaciones tras el éxito que había sido In the Heights en Broadway, por lo que se puede considerar que también se trataba de un éxito y fama asegurada en un proyecto teatral. 

(Jorge “Jay” Rivera-Herrans, creador y compositor de EPIC) 

EPIC: The Musical es un caso especial comparado con los títulos anteriores. Si bien Jorge Rivera-Herrans ha sido recientemente reconocido por su innovadora forma de interpretar La Odisea de Homero, EPIC no es su primer proyecto teatral. En medio de su carrera teatral universitaria, Rivera-Herrans debutó en el 2019 con Stupid Humans (que pasaría a llamarse My Heart Says Go en el 2023), musical sobre un estudiante de medicina que anhelaba convertirse en un actor de teatro, llegando así a teatros y televisión; no obstante, justo cuando estaba por grabar la obra en un álbum digital, se nos vino encima la pandemia y con ella, se detuvo el mundo. Aunque, convencido de que el teatro no debía ser estrictamente performático y sobre un escenario, el actor y compositor puertorriqueño optó por adaptarse a las circunstancias y darle un nuevo giro a EPIC; compuesto por nueve sagas y dos actos, cuarenta títulos cantados de principio a fin, con talento encontrado en TikTok mediante duetos y audiciones en línea en la que cualquier persona podía participar —excelente estrategia de marketing— y una comunidad atraída por el dinamismo de la obra y entusiasmo contagioso de Jorge cada que compartía una actualización del proyecto, EPIC: The musical lanzó su primer álbum conceptual EPIC: The Troy Saga o La saga de Troya el 22 de diciembre del 2022. 

Ahora bien, ¿qué convierte a EPIC en un respiro de aire fresco? ¿Cómo es que un musical basado en una de las piezas de literatura más compleja y notable de los últimos siglos ha redefinido la producción musical y teatral? Pienso que la mejor forma de empezar desmenuzando estas preguntas es aclarando que, a pesar de estar profundamente inspirado en La Odisea de Homero, EPIC y el poema épico original son dos productos totalmente diferentes, donde ni siquiera la historia narrada entre versos y canciones o las temáticas que les rodean son las mismas.  

(Representación de Odiseo en “La Odisea” y “EPIC”)

De una forma corta y concisa, se podría definir a La Odisea de Homero como la historia de un guerrero —héroe si se quiere seguir la definición de Campbell— tratando de regresar a casa después de servir en la guerra de Troya, mientras que EPIC es la historia de un hombre que debe sacrificar todo, incluso su humanidad, para volver con su familia. Quizás suena similar, hasta repetitivo, pero no son lo mismo. A lo largo del recorrido impuesto al Odiseo de EPIC, este debe decidir si su positivismo y misericordia los matará en el camino o si está dispuesto a ser cruel para asegurarse de que nadie se interponga entre él y su reencuentro con Penélope y Telémaco. Esta idea es establecida en la Saga de Troya, cuando Odiseo es obligado por Zeus a tomar la decisión de asesinar a un bebé o condenar a su familia a morir en manos de aquel niño cuando creciera y buscara venganza por la muerte de Héctor.  

Al principio, Odiseo, siendo perseguido por sus acciones en la guerra, se niega a cometer un crimen y le da varias opciones a Zeus con tal de perdonarle la vida al bebé, pero el dios le recuerda que sólo él puede decidir si va a contar con la sangre de su familia en sus manos por salvar a un infante. A lo largo de la historia, la canción “Just A Man” se presenta cada vez que Odiseo debe elegir entre un sacrificio o su posición moral. Existen dos dimensiones morales que son representadas con distintas canciones: por un lado, “Open arms” protagonizada por Polites, el mejor amigo de Odiseo, que es un intento por hacerle ver que la vida es mejor cuando somos amables unos con otros, mientras que por el lado contrario se encuentra “Ruthlessness”, canción en la cual Poseidón agresivamente le imparte su filosofía, en la que ser despiadado con otros es la única forma de protegernos a nosotros mismos. Conforme avanzamos y varias decisiones son tomadas, incluso cuando Odiseo tiene la intención de hacer honor a la memoria de Polites, quien fallece en la Saga del Cíclope, el lema de Poseidón es el que toma fuerza y se establece en la mente de Odiseo, dado que tomar decisiones crueles podría ser su única opción si planea reunirse con su familia.  

(Arte visual de Atenea hecho por fans de EPIC) 

Una característica destacable de EPIC es la representación de los dioses y cuán involucrados se encuentran en la historia, la más predominante siendo la presencia de Atenea. Ella es presentada durante “Warrior of the Mind” mientras Odiseo se encuentra considerando seguir la filosofía de Polites. En esta canción nos cuenta cómo se conocieron y qué la llevó a convertirse en su mentora. En este musical, en lugar de usarlos como comodines, los dioses son personajes propios con aspiraciones y formas particulares de ver el mundo. Son capaces de dormir y sentir culpa. La razón principal por la que Atenea se acerca a Telémaco, hijo de Odiseo, después de ella misma apartarse debido a su fiasco con el cíclope, es el remordimiento de haber abandonado a su amigo, aquel aprendiz que vio crecer. Este es el motivo por el que se empeña en hacer las cosas bien con su hijo y sacrifica su propia mortalidad con tal de que él regrese a su familia. En una realidad donde los dioses son representados como seres orgullosos que usan a los humanos como sus peones, es interesante toparse con una nueva imagen de Atenea, dispuesta a aceptar su arrogancia para crecer.  

Me parece entretenido que los mortales se traten de tú a tú con los dioses. Al principio es algo que toma por sorpresa ver a Odiseo decirle a su mentora que estará sola toda su vida porque es egoísta y orgullosa, pero poco a poco te das cuenta de que es parte de la esencia de EPIC, todos estos cambios que jamás se ha soñado ver en una adaptación de La Odisea y que en el musical tienen tanto sentido.  

Respecto a las cuestiones técnicas del musical, es necesario dejar en claro que EPIC es un musical. Al ser producto de la adaptación a las circunstancias impuestas a todos por el 2020, Rivera-Herrans tomó dos de sus cosas favoritas para estructurar su musical: el anime y los videojuegos. El objetivo de dividirlo en sagas es transmitir la sensación de que se está pasando a otro nivel conforme Odiseo se escapa o derrota a los enemigos que se le presentan, la gran mayoría cuenta con una canción representativa; el mejor ejemplo de esto siendo “Ruthlessness” que inicia con el coro cantando el nombre de Poseidón como si fuera un mantra, y que deja la sensación de que podrías presenciar un duelo de Dragon Ball al cerrar ojos. Asimismo, fuertemente influenciado por Peter and the Wolf, cada personaje en EPIC cuenta con instrumento que los representa y que suena cada que son mencionados. El instrumento de Penélope, por ejemplo, es la viola y, a pesar de que ella no aparece hasta la Saga de Ítaca, está presente durante todo el musical dado que una melodía entonada por una viola resuena cada que Odiseo la menciona o la recuerda. Entre más acústico es el instrumento, más humano es el personaje y entre más eléctrico es el sonido, más ligado está a un dios o un monstruo; este factor es primordial para evidenciar el desarrollo de Odiseo como personaje. 

Los únicos dos personajes que son representados en un instrumento particular son Euríloco y Antínoo, a quienes se los presenta como la voz de la multitud que los rodea, los tripulantes y los pretendientes respectivamente, volviendo sus intervenciones una elección creativa para mover el conflicto a lo largo de la historia. 

(Thumbnail de la animación de Legendary, diseñada por Duvetbox) 

A la hora de ver EPIC, no es difícil darse cuenta de que la mayoría de las animaciones son hechas por miembros de la comunidad que Rivera-Herrans construyó desde que anunció la idea de su proyecto en TikTok, lugar donde se encuentra documentado su progreso y cada audición de los miembros del cast. Esto se debe a que el propósito inicial del proyecto era el de ser escuchado con el acompañamiento de ciertas aclaraciones escritas por el puertorriqueño para mover la narrativa; para ello vuelve a hacer uso de los instrumentos y melodías representativas de cada personaje. Un ejemplo que tengo impregnado en el cerebro es el ataque de Zeus a Atenea durante “God Games”: incluso si no contáramos con animaciones para echarnos la mano con la visión, la mezcla de la melodía de “Warrior of the Mind” y “Legendary”, canción representativa de Telémaco, toma su lugar como narrador para dejarnos saber que la razón por la que Atenea se levanta y sigue peleando contra su padre es el cariño que siente por Odiseo y su hijo. En el caso de los instrumentos, durante la canción “Suffering”, solo escuchando la ausencia de la viola, podemos asumir que aquella cantando con Odiseo es una sirena y no su esposa.  

Para ser sincera, cuando me enteré de la existencia de este musical no pude evitar mostrarme escéptica. La idea de un musical con un proceso de audición transparente como lo tuvo EPIC —los miembros del reparto siendo artistas independientes de distintas partes del mundo, como Barbara Wangui en el rol de Calipso a pesar de encontrarse en Nigeria— en lugar de asegurarse el éxito con nombres famosos resulta realmente interesante en primera instancia, era la historia lo que me hacía dudar. Tras haber estudiado la obra de Homero es imposible no preocuparse de cómo reaccionará el público, una que ni siquiera me interesaba demasiado antes de encontrarme con la visión de Rivera-Herrans. Ambas obras son excepcionales, eso es seguro; sin embargo, EPIC se siente como un golpe de aire fresco: conflictos morales, personajes con desarrollo y profundidad, inclusión de mujeres en la historia sin necesidad de volverlas villana, una percepción de humanidad en el viaje de un hombre que se enfrenta a seres fantásticos y fuera de este mundo. Si bien los clásicos merecen todo su reconocimiento histórico gracias a la influencia que ha tenido en el arte contemporáneo, la capacidad de adaptarse al presente y modificar el pasado es lo único que asegura a los artistas el camino para ser legendarios.