María Isabel Pérez
Nostalgia y Fronteras (2023) es una recopilación de poemas de Sonia Guiñansaca, autopublicados en el 2016 en inglés. En la nueva edición publicada por Severo Editorial, sus poemas han sido traducidos al kichwa por Yana Lucila Lema y al español por Anamaría Garzón y Giulianna Zambrano. La edición busca recoger el plurilingüismo que atraviesa las vivencias de Sonia.
Sonia Guiñansaca fue invitada en noviembre del 2023 a presentar su libro como parte de la agenda de Libre Libro, la feria de editores y libreros independientes de la Universidad de las Artes. A pesar de que su español no es muy fluido, como lo admite en uno de sus poemas, escuchar a Sonia hablarlo con dificultad me permitió conectar con su poesía y con esa fractura en la lengua que se evidencia en su escritura.
Sonia Guiñansaca nació en Cuenca en 1989. Vive en Los Ángeles, pero creció en Nueva York como migrante indocumentada. A los 5 años migró para reunirse con sus padres en Estados Unidos. Ellos salieron de Ecuador en los 90s y Sonia vivió con sus abuelos durante los primeros años de su vida. Su infancia estuvo marcada por la ruptura. Entre sus primeros recuerdos están las llamadas a sus abuelos en Azuay. El siguiente poema es un puente arrojado sobre el mar con el que busca subsanar la ausencia de sus abuelos paternos.
En Calling Cards, escribe lo siguiente:
Across Oceans
And land
Working to connect
One phone line
With another
Like an umbilical cord
En el poema titulado Chronicles of Lost Name, Sonia relata como fue estudiar en una escuela en Estados Unidos llevando su nombre a cuestas:
In between pauses she teaches you how to say your name
Sonya Guinansaca
You hear the anger in her voice as she takes attendance
Sonja Guisaca
She wants to skip over your name
(…)
Your mom introduces herself
The ñ rolling out her precious mouth
This is when you begin to taste your last name in your mouth again
Su apellido kichwa-kañari, lleva en el centro una letra que no existe en el alfabeto anglosajón. El poema señala la incapacidad de la profesora de pronunciar su nombre, su enfado al encontrarse cada día con ese nombre extraño, ese otrx que le devuelve una imagen distorsionada de sí misma. Su nombre volvía aún más evidente su no-pertenencia, era unx outsider en el sistema educativo estadounidense, unx migrante.
En el poema Runa in translation, se pone de manifiesto la relación que establece Sonia con la otra lengua, que como diría Sylvia Molloy, constituye en un objeto de deseo lingüístico:
There is a longuing to write this poem in Kichwa
I speak broken Spanish
English with a heavy New York City accent
I wonder if my tongue will ever heal from the breaking
A breaking like when I am around other Kichwas
And I cannot understand them
Esa ruptura en la lengua a la que hace referencia lx autorx, tiene relación con su infancia dividida en dos: una en la que aprendió español con sus abuelos y otra en la que tuvo que aprender inglés luego de ser arrancadx de Ecuador. El español es el idioma que reconoce como propio, sin embargo no lo habla. Tampoco habla kichwa aunque es la lengua de sus ancestros. El primer verso del poema muestra esa ausencia, esa herencia lingüística que le fue vedada.
En su poesía Sonia explora sus recuerdos de la niñez, pero también nos habla del presente. En el poema America Runs on Immigrants, hace una crítica al sistema económico norteamericano que funciona gracias al trabajo de los inmigrantes.
Ella escribe:
The thing about America is that migrant workers go days without properly eating so that America can function
(…)
America is a spoiled brat wanting more and more and more
America screams Go Back To Your Country, Stop Stealing Our Jobs and simultaneosly whines Where is my lunch?
El doble discurso que mantiene Estados Unidos con respecto a los inmigrantes es especialmente doloroso para quienes se parten la espalda trabajando para que su economía pueda funcionar. En este poema, Sonia se muestra afectada por el hecho de que sus padres trabajen tanto para un país que se niega a reconocerlos como ciudadanos legítimos.
Sus poemas dan cuenta de una herida producida durante la niñez, lo que significó tener que dejar atrás a sus abuelos y todo lo que conocía para migrar a una ciudad tan feroz como Nueva York. Su historia también es la de muchas niñas, niños, niñes que han tenido que dejarlo todo, empujadxs por las condiciones económicas, históricas o climáticas en las que se vive en sus países de origen. Estados Unidos sigue siendo el segundo destino preferido por los migrantes ecuatorianos en la actualidad a pesar del creciente discurso xenófobo abanderado por Trump.
La migración implica un olvido, dejar atrás lo conocido y la lengua con la que aprendimos las palabras primigenias. El primer idioma se impregna en los más entrañables recuerdos de la infancia y las relaciones que se establecen con otros idiomas están marcadas por esa ausencia. La sinceridad con la que la autora nos muestra sus más dolorosos recuerdos nos permite acercarnos a la experiencia de la migración en la niñez y como es vivir con ese quiebre.