Por: Mariuxi Alemán.

Investigar sobre la maternidad y terminar siendo una mala madre. Ironías de la vida. Netflix, Almodóvar, Sciamma, han puesto al mundo a reflexionar sobre este tema ¿qué significa ser madre en un mundo capitalista y patriarcal? Es necesario ponernos políticas y encabezar una lucha que miles de mujeres no se atreven a enunciar. Las maternidades están atravesadas por la violencia y, sí, también son hermosas, lxs hijxs llegan para alegrar este mundo tan caótico. Pero no todo es el cuento de hadas que nos quieren vender. El privilegio de criar en ciertos espacios y en compañía no es algo de lo que todas las mujeres pueden ser partícipes. Qué pasa por la mujer que no tiene permiso de maternidad después de su parto porque no está ni siquiera afiliada al IESS, o aquella que tiene que volver al salón de clases y sus profes buena gente les permiten entrar o aquellas que aun teniendo toda la ayuda no se hallan en ese nuevo mundo. La sociedad señala a todas ellas. Les decimos que son malas madres.

Mi propia investigación sobre la maternidad nace hace diez años. Fue en ese tiempo que me pusieron encima a un pequeño cachorro al que tengo que alimentar con la leche que produce mi cuerpo, intentar que todo el coctel de hormonas producido por él me mantenga lo suficientemente despierta para satisfacer las necesidades de mi hijx, pero que también me permitan descansar. La vida me llevó por algunos caminos y terminé conociendo a muchísimas mujeres que se sentían tristes por no haber tenido el parto de sus sueños o por la imposibilidad de dar de lactar. La maternidad es un loop de imposibilidades, dolores y alegrías que me pusieron a pensar y que determinaron mi trabajo como investigadora y como artista.

Mi investigación formal sobre este tema nace en el 2020. Mi objetivo era cuestionarme sobre mi maternidad. Para sacar adelante este proyecto era necesario entender la mirada de las otras mujeres, pues no podía dar por sentado que todas mirábamos la maternidad de la misma forma. El común denominador es que todas vivimos esta experiencia en soledad, que existe una brecha gigante y que el fantasma de la culpa termina de una u otra manera acechando a las maternidades.

***

Somos políticas

La maternidad es un camino que, una vez empezado a recorrerse, no se detiene, no hay certezas sobre si lo que se hace está bien o mal, solo hay que continuar. La mayoría de mujeres-madres al ser enfrentadas a preguntas elementales como “¿Qué es la maternidad?” prefieren responder de manera segura para evitar sentirse juzgadas por los demás.

La maternidad hoy en día es un asunto que debiera competer a todos, aunque históricamente es un rol que ha sido asumido solo por las mujeres. No obstante, así como en tiempos de guerra fueron las mujeres-madres las que salieron a trabajar para poder mantener a sus hogares, hoy vuelven a salir no solo por un deseo de crecimiento profesional, sino porque el sistema capitalista las obliga, en el mejor de los casos, a ser productivas y contratar a alguien que cuide a sus hijos.

”Si el Estado necesita criaturas, sostiene Kolontái, debe cuidarlas, poniendo en marcha instituciones sociales, como salas de lactantes y jardines de infancia. «La maternidad no es ya un asunto privado […], sino una función social y adicional importante de la mujer», sentenciaba.”(1)

La concepción de la maternidad, en efecto, es un asunto que debiera ser competencia del estado, pero cuya importancia continúa siendo desestimada. Al respecto, Silvia Federici argumenta que “es importante reconocer que cuando hablamos del trabajo doméstico, no hablamos de cualquier trabajo. Estamos hablando de la manipulación más continua y de la violencia más sutil que el capitalismo haya tenido en contra de cualquier sector de la clase trabajadora.”(2) Solo de esta manera podríamos dar un primer paso para entender la maternidad como un trabajo y no como una forma moderna de la esclavitud que, tomando el nombre del amor por la familia, convierte a las madres en personas oprimidas. Las nuevas maternidades se cuestionan los roles compartidos en casa y en el mundo laboral.

¿Qué pueden esperar las madres en un sistema donde la mujer-madre-trabajadora no está en la discusión para acceder a beneficios mínimos y equilibrar su vida laboral con la vida materna? ¿Cómo conciliar estas dificultades?

“La maternidad —arguye Ester Vivas— es un terreno en disputa. Si tomamos el principio feminista de que lo personal es político, el objetivo consiste en politizar la maternidad en sentido emancipador. No se trata de idealizarla ni de tener una visión romántica, sino de reconocer su papel fundamental en la reproducción social y otorgarle el valor que le corresponde”(3). Las madres de las nuevas generaciones, continúa Vivas, intentan liberarse y replantear su maternidad, su feminismo, su ser mujer.

De allí que es fundamental hacer una serie de cuestionamientos a nuestras categorías tradicionales, precisamente para entender que el rol materno ya no es un algo o un alguien que se queda en casa para que las cosas marchen a la perfección, sino que es el motor para la transformación. La nueva generación de madres está en transición y se preocupa por dejar asentadas las bases para el desarrollo de una infancia, adolescencia y adultez más ligera sobre o contra las presiones de la sociedad capitalista patriarcal.

Este es un terreno que aún no está ganado, pero la lucha por conseguir esos espacios y maternidades más conscientes se vuelve presente gracias diferentes comunidades que se han formado a lo largo de los años y que responden a diversas problemáticas sobre la maternidad en un mundo marcado por la explotación de los cuerpos. Un ejemplo concreto de aquello son algunas comunidades cibernéticas que aparecen como un soporte para la resistencia, pues evidencian las problemáticas de las cuales son objetos las mujeres-madre en la sociedad contemporánea. Se trata de colectivos que pese a la distancia y las diferencias culturales generan un sentido de pertenencia e identificación, probando, además, que, con todas las diferencias existentes entre diversas regiones, el problema de la maternidad es de carácter global.

En España, por ejemplo, están las Malas Madres: “madres que luchamos por no perder nuestra identidad como mujer y que nos reímos de nuestros intentos fallidos por ser madres perfectas”(4). En Chile se encuentra a la Rebelión del Cuerpo, un colectivo que reclama que: “La violencia simbólica es un tipo de violencia invisible y es la base de la violencia de género. (…) Nuestra principal labor es concientizar sobre su efecto en la construcción de identidad de niñas, adolescentes y mujeres, así como también en la manera de vincularnos”(5).

Estos dos ejemplos del mundo digital permiten a las mujeres-madres acceder a información y generar provocaciones que cuestionen la maternidad desde diversos contextos sociopolíticos. El trabajo que realiza La rebelión del cuerpo se ha concentrado en que la información y la ayuda llegue a todas las mujeres sin importar las clases sociales o los lugares de residencia. Nerea de Ugarte, su fundadora, explica que “la mitad de las horas de trabajo son rentables y la otra es voluntariado, las pacientes que vienen son pacientes que pueden pagar una consulta particular y con ese pago financian el trabajo para otras mujeres de poblaciones vulnerables que no tienen acceso a una especialidad,”(6) acercando así o reduciendo la brecha de información y generando herramientas para la toma de conciencia o control sobre sus propios seres.

Artivismo

Las redes sociales y las plataformas digitales son de gran ayuda para conectar a artistas de diversas partes del mundo. Ana Álvarez Recalde, artista argentina radicada en España, hace de su privacidad un tema político, poniendo en cuestión su propia maternidad, los cuidados que eso supone, en relación a la sociedad en la que vive: “La maternidad que desafía al sistema, la maternidad consciente, la maternidad ecológica y autónoma siempre se enfrenta de lleno no solo al sistema de trabajo sino absolutamente a todo lo que implica el sistema (la gestión sanitaria, alimentaria, educativa, productiva y de consumo en todos sus órdenes)”. Aquí se puede notar el vínculo entre su proceso creativo y su proceso materno.

En su trabajo, Álvarez retrata su vida y su parto, aunque está interesada en el parto en libre movimiento (forma de nacer que muchas veces solo se consigue en casa). Con este acto se genera una crítica al sistema hospitalario que hacen del parto un procedimiento más controlado y medicado, contrario a aquellos en los que las mujeres son protagonistas y cuya experiencia es gozosa. La artista también desafía al sistema con actos liberadores que le permite asumir su lado animal: en el retrato documental El nacimiento de mi hija Álvarez comenta: “quiero desafiar las maternidades “de película” que el cine, la publicidad y la historia del arte enseñan reforzando el estereotipo surgido de las fantasías heterosexuales masculinas que responde a la dualidad madre/puta.”(7)

El arte juega un papel vital en el funcionamiento de la memoria, pues es capaz de dejar constancia sobre las luchas por la equidad realizada por las madres-mujeres. Otro ejemplo de ello es el documental Las formas de nacer que sigue la historia de Paula Pisak que fue víctima de Violencia Obstétrica. A partir de su lucha y experiencia se generan movimientos para la reivindicación del parto natural: “Las formas de nacer replica una doble dinámica característica del cine documental: el activismo proviene no sólo de los protagonistas/testimonios (..) documental militante, “un film-acto”. Es decir, una obra que se convierte en sí misma en un hecho político, en un lugar de debate, cuyo sentido depende de “la acción que logra desencadenar.”(8)

La violencia obstétrica, es un tema que solo hace quince años no era parte del debate, pues es un asunto que se había normalizado en los protocolos hospitalarios. Respecto a este asunto se pueden encontrar varios documentales que narran las experiencias y la lucha de mujeres por partos respetados.

Este documental es solo una muestra de cómo la lucha colectiva y la construcción de testimonios y relatos logran construir una mirada particular y crítica sobre la maternidad sobre las diferentes formas de vivir este proceso. En los últimos años las artes han logrado generar estos espacios de discusión. En el Ecuador, particularmente, vale rescatar los trabajos de Glenda Rosero y Susana Reyes, para nombrar a dos artistas-madres cuyo trabajo me ha inspirado y puesto a reflexionar sobre el asunto. En lo que sigue, comentaré brevemente el trabajo de la primera.

Gestar de Glenda Rosero

Gestar está comprendida por tres obras, Mitológicodomestico, Perlas y La lavandería. Al respecto Rosero comenta: “La propuesta se llevó a cabo a manera de laboratorio artístico para comprender cómo el concepto de maternidad condicional el comportamiento femenino y proyecta expectativas sociales que se tornan conflictivas cuando el relato materno surge de la intimidad femenina, de la voz empoderada y del cuerpo que habilita su verdad a partir de la experiencia”(9) es un trabajo del Project Room de Arte Actual Flacso. En Perlas Rosero logra encapsular las vivencias que tiene con sus hijos y llevar lo íntimo a lo político, como una estrategia para visibilizar su maternidad: “criar hijos —dice Rosero— es un acto político y no doméstico, por la simple razón de que estamos criando gente.(10)

Lo que propone Rosero es que se deje de pensar en maternar como un “trabajo” solo para las madres, sino que es una tarea que le corresponde a toda la sociedad, y que va más allá del rol de la mujer, donde se la percibe como la encargada de tener todo limpio, a los niños comidos, la casa perfecta. Para Rosero la maternidad no tiene por qué hacer que la mujer pierda la voz sino cuestionarse sobre esa idea concebida de la entrega ciega a los hijos y los roles impuestos por el patriarcado.

La crítica de Rosero se juega en buena parte gracias a las preguntas que su trabajo artístico nos plantea: “¿Qué es esto de la maternidad que tanto me impide trabajar? ¿Qué es esto de ser madre que echa a un lado o dilata los planes que había trazado para mí, para mi vida? ¿Sigo teniendo vida? Apenas intentaba ponerme a trabajar debía atender una demanda infantil, debía hacer la sopa o picar la fruta, cambiar un pañal o simplemente dar cabida a la culpa que rondaba en mi cabeza por no botarme al suelo con los niños y jugar, jugar, jugar” (11). Resueno con las palabras de Glenda Rosero, porque expone sin miedo y sin tapujos lo que significa ser madre en una sociedad como en la que vivimos, en Perlas ella deja inscrito sus dibujos/viñetas la realidad o el día a día con sus hijos, se expone y se queda vulnerable ante los demás. Ella lo llama generar reflexiones con su oficio.

Por otro lado, en Perlas no se asume la maternidad sufrida, sino que se siente el rescate de la crianza de los hijos, de las implicaciones políticas de alimentar y dejar crecer a los pequeños seres que nos acompañan solo momentáneamente. Nada es nuestro ni permanente, tampoco los hijos. El hostigamiento es real, pero las risas y alegrías.

Bibliografía:

1. Esther Vivas, Mamá desobediente, (Madrid: Capitán Swing Libros, 2019): 50.

2. Silvia Federici, Salario contra el trabajo doméstico, http://www.debatefeminista.pueg.unam.mx/wp-content/uploads/2016/03/articulos/022_06.pdf, 2.

3. Esther Vivas, Mamá desobediente, (Madrid: Capitán Swing Libros, 2019): 68.

4 El club de las malas madres https://clubdemalasmadres.com/el-club/

5. La rebelión del cuerpo http://larebeliondelcuerpo.org/

6. No Hay Una Sola – Nerea De Ugarte https://www.youtube.com/watch?v=nRY2QqzFHSE&t=559s min 09:03-09:39.

7. Ana Álvarez, El nacimiento de mi hija, https://alvarezerrecalde.com/portfolio/el-nacimiento-de-mi-hija/

8. Vanesa Miseres, Letras femeninas, ISSN 0277-4356, Vol. 43, Nº 2, 2018 (Ejemplar dedicado a: Número especial: Capitalismo, globalización y violencia de género), El parto es tuyo testimonio, maternidad y política en dos documentales sobre violencia obstétrica. pág. 143

9. Glenda Rosero Andrade, Gestar https://glemarosan.wixsite.com/glendaroseroandrade/gestar

10. Glenda Rosero Andrade, Portafolio Glenda Rosero https://issuu.com/glendarosero/docs/portafolio_glenda_rosero

11. Glenda Rosero, Yo materno https://www.academia.edu/42779962/Yo_materno